Reproducción de una antigua cerámica sudamericana, con motivos geométricos simples, compuestos por segmentos diagonales opuestos, que se repiten en un friso alrededor del cuerpo del jarrón con efecto de bajorrelieve. Este gran jarrón (106 cm de altura) está hecho con un torno de cerámica artesanal, en arcilla con un acabado blanqueado que conserva el aspecto bruto del material. Imponente y exótico, pesa unos cincuenta kilos y aportará todo el encanto de su aspecto auténtico y tradicional a su interior. Este gran jarrón ornamental está destinado únicamente al uso en interiores.
El blanco es un color tranquilizador, brillante y zen. Si bien no es recomendable crear un ambiente decorativo compuesto enteramente por elementos blancos, saber incorporar algunos elementos blancos a su entorno puede aportar un toque original y muy positivo a su habitación, gracias a su imagen de pureza universal y a su excepcional luminosidad por definición. El blanco es intemporal y combina magníficamente con las nuevas tendencias, como el minimalismo, el estilo escandinavo y el diseño. Cuando se utiliza en las paredes, este color amplía visualmente el espacio, añade luminosidad al no absorber la luz y realza los colores, texturas y materiales circundantes con los que no compite. Fresco, refinado, urbano, el blanco puede armonizar con la madera, la tela, el metal, el ratán, el mármol, es claramente el color básico más universal. Eichholtz aprovecha la belleza inmanente del color blanco para ofrecernos numerosos objetos, a menudo de gran tamaño, que en este color aportan todo su simbolismo y frescura a nuestros interiores.