Con un diseño maravillosamente nostálgico, este gran candelabro de cuatro brazos se inspira en los antiguos candelabros de los que toma prestados sus colgantes facetados. El cuerpo irregular del candelabro es de cristal tallado y grabado. La base circular, decorada con finos prismas, así como el eje del pie, están abundantemente trabajados. Los portavelas situados debajo de los candelabros también están bellamente elaborados a mano y con gran precisión en cristal. Se colocan tres velas en la circunferencia y una cuarta en el centro del candelabro, ligeramente más alta que las otras tres. El resultado es exuberante y bello, evocando tanto la opulencia como la delicadeza del cristal, con una belleza escultural que realzará bellamente una mesa de centro, la parte superior de una elegante consola o el marco de una chimenea clásica. Este gran candelabro de cuatro brazos se inspira en los diseños tradicionales e históricos y se enriquece con cristal tallado y grabado, dondequiera que lo coloque, este gran candelabro despertará curiosidad y admiración.
Desde el antiguo Egipto, el vidrio ha fascinado a la gente por su transparencia, especialmente en el caso del vidrio fabricado por artesanos sopladores de vidrio. Estos calientan una bola de vidrio en el extremo de una caña, soplan en ella para que se hinche, mientras la hacen girar y le dan diversas formas con herramientas. El vidrio puede trabajarse a temperaturas muy altas, como el metal, y luego se vuelve muy duro y quebradizo cuando se enfría. Tanto si se trata de cristal como de vidrio hecho a mano, Eichholtz ha asumido este saber hacer colaborando con los mejores talleres de vidrio para ofrecernos luminarias y objetos decorativos magníficamente realizados en vidrio y cristal claro, es decir, transparentes.