Lujosa, distinguida, la gran lámpara Whealon de Eichholtz tiene una base espectacularmente bella. La base está formada por formas poligonales apiladas como grandes diamantes. Estos polígonos tienen caras de rombos y triángulos, como si se trataria de cubos achaflanados a 45° en cada una de sus esquinas. El resultado es muy agradable gracias al uso de vidrio esmerilado. La difusión de la luz a través de estas formas geométricas es notablemente fina y voluptuosa, creando un ambiente muy chic y femenino. La gran pantalla cilíndrica es originalmente blanca, pero se tiñe de marfil y crema claro cuando se enciende la luz, tonos que también se reflejan en la base con un sutil efecto de gradación, más o menos intenso según la proximidad de la fuente de luz. Observará que, debido a su composición, esta lámpara tiende a integrarse sorprendentemente bien en el entorno directo en el que se encuentra, añadiendo un toque de armonía y belleza a su habitación. Una creación muy bella y original de Eichholtz.
Desde el antiguo Egipto, el vidrio ha fascinado a la gente por su transparencia, especialmente en el caso del vidrio fabricado por artesanos sopladores de vidrio. Estos calientan una bola de vidrio en el extremo de una caña, soplan en ella para que se hinche, mientras la hacen girar y le dan diversas formas con herramientas. El vidrio puede trabajarse a temperaturas muy altas, como el metal, y luego se vuelve muy duro y quebradizo cuando se enfría. Tanto si se trata de cristal como de vidrio hecho a mano, Eichholtz ha asumido este saber hacer colaborando con los mejores talleres de vidrio para ofrecernos luminarias y objetos decorativos magníficamente realizados en vidrio y cristal claro, es decir, transparentes.