El jarrón blanco Voltaire será toda una atracción en una columna o en una repisa. Esta urna de cerámica hecha a mano tiene un hermoso relieve de una carpa koi. La tapa es amovible y presenta el capullo de una flor de loto. En Japón, como en China, la carpa koi es un pez emblemático que representa la valentía, la perseverancia, el coraje y el amor.
La legalidad de la carpa koi: Cada año, en la tercera luna, miles de carpas abandonan el mar para remontar el río Amarillo. Agitando valientemente sus aletas, nadan río arriba contra la corriente y se encuentran en la cascada de la Puerta del Dragón. Se dice que la Puerta del Dragón es tan poderosa que golpea como las flechas de cien guerreros.
Para tener éxito en su viaje, la carpa koi debe enfrentarse a muchos obstáculos, desafiando a los depredadores, la fuerza de la corriente, los pescadores y muchos peligros. Entre ellos, sólo los más atrevidos consiguen llegar a la cima de estas violentas cascadas. Luego se transforman en dragones con hermosas escamas doradas. Los demás repiten la experiencia cada año.
Apreciará este jarrón firmado Eichholtz por la belleza de su porcelana fina y hábilmente trabajada en relieve, así como por el fuerte simbolismo que transmite y cuyos valores transmitirá a su decoración interior.
El blanco es un color tranquilizador, brillante y zen. Si bien no es recomendable crear un ambiente decorativo compuesto enteramente por elementos blancos, saber incorporar algunos elementos blancos a su entorno puede aportar un toque original y muy positivo a su habitación, gracias a su imagen de pureza universal y a su excepcional luminosidad por definición. El blanco es intemporal y combina magníficamente con las nuevas tendencias, como el minimalismo, el estilo escandinavo y el diseño. Cuando se utiliza en las paredes, este color amplía visualmente el espacio, añade luminosidad al no absorber la luz y realza los colores, texturas y materiales circundantes con los que no compite. Fresco, refinado, urbano, el blanco puede armonizar con la madera, la tela, el metal, el ratán, el mármol, es claramente el color básico más universal. Eichholtz aprovecha la belleza inmanente del color blanco para ofrecernos numerosos objetos, a menudo de gran tamaño, que en este color aportan todo su simbolismo y frescura a nuestros interiores.