Este jarrón de fina porcelana blanca, Celestine S, con tapa se inspira en la silueta de los antiguos jarrones chinos, en particular los Ming, en este caso en forma de urna. El jarrón está completamente acanalado horizontalmente, lo que le da un toque artístico y lujoso especial, creando un bello efecto de textura que enfatiza la silueta del jarrón y la hace más concreta. Los antiguos jarrones chinos son apreciados por su delicadeza, ya sea por la finura de la porcelana, por la delicadeza de las líneas de su silueta o por los dibujos o efectos de textura representados en ellos. El acabado totalmente en blanco del modelo Celestine de Eichholtz con sus delicadas acanaladuras, las que le confieren un aire más contemporáneo conserva toda la herencia de las preciosas, prestigiosas y lujosas porcelanas y cerámicas de la antigua China. Los jarrones de este estilo suelen utilizarse en parejas, por ejemplo para decorar la parte superior de una gran consola. Se colocan a ambos lados y en el centro se dispone un objeto de prestigio, una escultura o una gran lámpara que se "enmarca" con los dos jarrones de porcelana blanca. La hermosa porcelana blanca es singularmente bella y delicada, agradable al tacto y, en contra de la creencia popular, menos frágil que la cerámica. Esta resistencia superior se debe al uso de materiales más finos, que se unen mejor y ofrecen así una mayor densidad. Esto también permite crear objetos más "finos" y, por tanto, más frágiles. Esta diferencia contraintuitiva entre la porcelana y la cerámica también se da en el caso del cristal y el vidrio, siendo el cristal más fuerte que el vidrio para el mismo espesor. La porcelana blanca también evoca tanto la elegancia como la sobriedad, y la blancura inmaculada de la porcelana fue en este sentido un precursor de lo que se conoce como diseño, es decir, la búsqueda de la belleza perfecta a través de la simplificación de las formas y los volúmenes. Esta exquisita sencillez estilística también permite que la porcelana blanca, y en este caso el jarrón Celestine de Eichholtz, parezca intemporal y ocupe su lugar en ambientes antiguos, contemporáneos o modernos, donde sublimará todos estos entornos decorativos con brillo y distinción. Es por todos estos valores estéticos y simbólicos que los diseñadores de interiores aprecian estos imponentes jarrones por su tamaño, su belleza y el espíritu de la herencia artesanal que evocan.