Los objetos decorativos de cristal puro son fascinantes por su propia naturaleza. Eichholtz nos ofrece este conjunto de dos enormes "piedras", una esférica y otra oblonga, talladas como grandes diamantes. Ambas están hechas de cristal K9, un cristal con un alto índice de refracción y una notable pureza óptica. El vidrio K9 es muy denso y los dos objetos decorativos pesan un total de 13 kg. Esta pureza óptica y su alta densidad permiten pulir el cristal hasta conseguir un alto índice de refracción y una notable claridad. El fascinante juego de reflejos y transparencias cristalinas confiere a estos dos objetos un toque mágico y de cuento, permitiéndoles participar en la trascendencia de su decoración interior. Todo ello permite que estos dos objetos brillen en su salón como si fueran auténticos diamantes, pero con un tamaño totalmente desproporcionado al que conocemos en joyería. Están perfectamente cortados, con bordes afilados y superficies perfectas. El número de caras, y por tanto de ángulos, multiplica los efectos de reflexión y refracción para mayor placer de los ojos. Al mismo tiempo que son minimalistas por su aspecto monolítico y mineral, saben aportar un toque de sofisticación y chic extraordinario y es sin duda esta paradoja la que los convierte en objetos incomparables para decorar el manto de su chimenea, el tablero de su mesa de centro o el de una consola, también ocuparán con brillantez la parte superior de su escritorio o la estantería de una biblioteca. La pureza y el espíritu del diamante hacen que estos objetos sean totalmente intemporales y susceptibles de embellecer una decoración clásica y retro, así como de encontrar un lugar en un entorno hipermoderno y de diseño.
Desde el antiguo Egipto, el vidrio ha fascinado a la gente por su transparencia, especialmente en el caso del vidrio fabricado por artesanos sopladores de vidrio. Estos calientan una bola de vidrio en el extremo de una caña, soplan en ella para que se hinche, mientras la hacen girar y le dan diversas formas con herramientas. El vidrio puede trabajarse a temperaturas muy altas, como el metal, y luego se vuelve muy duro y quebradizo cuando se enfría. Tanto si se trata de cristal como de vidrio hecho a mano, Eichholtz ha asumido este saber hacer colaborando con los mejores talleres de vidrio para ofrecernos luminarias y objetos decorativos magníficamente realizados en vidrio y cristal claro, es decir, transparentes.