La lámpara de pared Pelham de Eichholtz tiene un estilo vintage y minimalista. Consta de un soporte de pared con un acabado blanco sobre el que descansa un brazo arqueado, también con un acabado lacado de blanco, completado por una pantalla con un original estilo vintage. Esta pantalla adopta una forma distintiva que se encuentra en muchas luminarias de Eichholtz para crear efectos estilísticos a juego, con una forma semiesférica lacada de blanco, que se caracteriza por un recorte fuertemente ondulado en los bordes. Este efecto ondulado permite ver el interior de la pantalla tanto como el exterior, y añade un toque de diseño directamente del estilo vanguardista de los años 60. Para mayor flexibilidad, la pantalla puede orientarse en cualquier dirección para distribuir la luz donde usted quiera, lo que puede resultar muy práctico, especialmente si instala esta lámpara de pared a ambos lados de su cabecero. Como las bombillas son deliberadamente visibles con este tipo de apliques y pantallas, considere la posibilidad de utilizar bombillas de filamento incandescente tipo Edison si desea acentuar el toque vintage de este aplique. Con su aspecto llamativo, entre el estilo vintage y el minimalista, a esta lámpara de pared de Eichholtz, que también puede encontrar con otros acabados, no le falta ni carácter ni originalidad.
El blanco es un color tranquilizador, brillante y zen. Si bien no es recomendable crear un ambiente decorativo compuesto enteramente por elementos blancos, saber incorporar algunos elementos blancos a su entorno puede aportar un toque original y muy positivo a su habitación, gracias a su imagen de pureza universal y a su excepcional luminosidad por definición. El blanco es intemporal y combina magníficamente con las nuevas tendencias, como el minimalismo, el estilo escandinavo y el diseño. Cuando se utiliza en las paredes, este color amplía visualmente el espacio, añade luminosidad al no absorber la luz y realza los colores, texturas y materiales circundantes con los que no compite. Fresco, refinado, urbano, el blanco puede armonizar con la madera, la tela, el metal, el ratán, el mármol, es claramente el color básico más universal. Eichholtz aprovecha la belleza inmanente del color blanco para ofrecernos numerosos objetos, a menudo de gran tamaño, que en este color aportan todo su simbolismo y frescura a nuestros interiores.