La piedra de ágata siempre ha sido admirada por sus magníficos colores y dibujos, y se distingue por sus sucesivas capas de matices y texturas, con variaciones de opacidad. Estas piedras semipreciosas con dibujos llamados "de lazo" son muy populares en el mundo del lujo y la joyería. Su uso en la ornamentación, ya sea para decorar jarrones, estatuillas, muebles, cofres, copas, etc., se ha utilizado siempre. Se presta también a la piedra de ágata de muchas virtudes relativas a los equilibrios emocionales, físicos e intelectuales con en particular la capacidad de calmar. Los nódulos se cortan en rodajas, revelando así el aspecto mineral y las capas de formación del mineral, como los anillos de un tronco de árbol. Esta gran luminaria suspendida adopta la forma de una esfera central de la que emanan varias docenas de rayos, como un sol, cada uno de los cuales constituye un soporte para una piedra de ágata. Todas estas piedras de ágata parecen formar la superficie de una esfera mucho mayor. Detrás de este revestimiento de piedra de ágata se han colocado nada menos que 17 puntos de luz, que proporcionan la iluminación que se espera de esta luminaria y resaltan magníficamente, mediante la semitransparencia, la belleza de estas piedras finamente talladas. Una lámpara colgante Eichholtz de diseño y una verdadera joya ornamental, esta gran araña dorada no dejará indiferente a nadie.
El ágata es una piedra fina que pertenece a la familia del cuarzo y está compuesta por varias capas de calcedonia, es decir, sílice translúcida compuesta de cuarzo. Las capas concéntricas de diversos colores contribuyen a la belleza del ágata, lo que explica su uso en el mundo de la joyería. El ágata es una roca de origen volcánico. Se forma por la transformación de la lava en gotas de melafre, en presencia de sílice, agua de lluvia y diversos minerales como óxidos de hierro y manganeso.