De puro diseño y muy pesados, estos dos sujetalibros son de cristal K9. Se trata de un tipo de vidrio óptico de borosilicato con un contenido de plomo del 9% (de ahí su nombre, ya que la K proviene de la palabra alemana "Krone"). Este cristal tiene la particularidad de tener una gran claridad óptica y es especialmente difícil de tallar. Su excepcional claridad y su alto índice de refracción lo convierten en un cristal especialmente apreciado para lámparas de araña, telescopios y láseres. Gracias a su elevado peso, estos dos sujetalibros de diseño cumplirán perfectamente su función de asegurar y mantener sus libros en su sitio, al tiempo que aportan un toque muy estético a su decoración interior. Naturalmente, encontrarán su lugar en una estantería, en la parte superior de un gran escritorio, en el estante de una gran chimenea, en su sala de estar, así como en la oficina. Su estilo intemporal les permite combinarse brillantemente y con elegancia tanto con un interior antiguo y clásico como con un universo contemporáneo o incluso de diseño.
Desde el antiguo Egipto, el vidrio ha fascinado a la gente por su transparencia, especialmente en el caso del vidrio fabricado por artesanos sopladores de vidrio. Estos calientan una bola de vidrio en el extremo de una caña, soplan en ella para que se hinche, mientras la hacen girar y le dan diversas formas con herramientas. El vidrio puede trabajarse a temperaturas muy altas, como el metal, y luego se vuelve muy duro y quebradizo cuando se enfría. Tanto si se trata de cristal como de vidrio hecho a mano, Eichholtz ha asumido este saber hacer colaborando con los mejores talleres de vidrio para ofrecernos luminarias y objetos decorativos magníficamente realizados en vidrio y cristal claro, es decir, transparentes.