Con su altura de 83 cm, el jarrón Reine L de Eichholtz puede describirse como un jarrón grande, sin dudarlo. El interés de un modelo tan grande es que le permitirá vestir una consola, una mesa grande, un rincón de su habitación colocándolo en el suelo, o una mesa auxiliar instalándolo como si fuera una gran luminaria, de forma suntuosa y ornamental. Este modelo con forma de jarra cónica le seducirá por su construcción de arcilla hecha a mano y un acabado de superficie deliberadamente crudo, que le da un toque campestre y un aspecto blanqueado natural y romántico. Si este gran jarrón es perfecto para completar un interior de espíritu shabby-chic, campestre y romántico, también creará un bonito efecto de contraste y humanizará un interior muy moderno y de diseño aportando un toque de naturalidad y un efecto de material crudo resultante de una fabricación totalmente artesanal. Al tener unas dimensiones inusuales, el jarrón XXL se puede exponer, al menos en interiores, de la misma manera que lo haría con una escultura. Aproveche la belleza ornamental de esta magnífica creación de Eichholtz para dar a su interior ese toque de extravagancia que marcará la diferencia.
El blanco es un color tranquilizador, brillante y zen. Si bien no es recomendable crear un ambiente decorativo compuesto enteramente por elementos blancos, saber incorporar algunos elementos blancos a su entorno puede aportar un toque original y muy positivo a su habitación, gracias a su imagen de pureza universal y a su excepcional luminosidad por definición. El blanco es intemporal y combina magníficamente con las nuevas tendencias, como el minimalismo, el estilo escandinavo y el diseño. Cuando se utiliza en las paredes, este color amplía visualmente el espacio, añade luminosidad al no absorber la luz y realza los colores, texturas y materiales circundantes con los que no compite. Fresco, refinado, urbano, el blanco puede armonizar con la madera, la tela, el metal, el ratán, el mármol, es claramente el color básico más universal. Eichholtz aprovecha la belleza inmanente del color blanco para ofrecernos numerosos objetos, a menudo de gran tamaño, que en este color aportan todo su simbolismo y frescura a nuestros interiores.