Añada distinción a su decoración con el busto Alexandrie, acabado en bronce sobre una base de granito. Este busto representa a Alejandro Magno, el rey de Macedonia que unificó el Imperio griego durante su reinado (336-323 a.C.). Alejandro Magno padecía un defecto físico que le obligaba a mantener la cabeza ligeramente inclinada hacia el hombro. Los principales escultores helenísticos que lo retrataron transformaron este defecto en una actitud que parecía evocar una gracia celestial, como si agachara la cabeza para conversar mejor con las deidades. Su pelo rizado también caracterizaba al personaje, ¡pero obviamente no es un defecto! Alejandro Magno fue alumno de Aristóteles y se convirtió en uno de los mayores conquistadores de la historia, apoderándose del inmenso Imperio Persa, gracias a una coalición con las principales ciudades griegas. También marchó sobre Egipto, donde fue proclamado faraón. Sus conquistas le llevaron hasta el actual Pakistán, el Punjab y el valle del Indo. Murió de enfermedad a los 32 años, en Babilonia, antes de poner en marcha su plan de conquista de Arabia. A lo largo de su vida, fundó una veintena de ciudades, la más famosa de las cuales es, por supuesto, Alejandría, en Egipto. Héroe divinizado, en el Siglo de las Luces se le sigue considerando como el que extendió la civilización europea y abrió el comercio entre Europa y Asia. Eichholtz le sugiere que utilice el busto de este famoso y gran personaje para decorar su salón, una estantería de su biblioteca, la parte superior de una consola o incluso un gran escritorio, por ejemplo.